viernes, 29 de febrero de 2008

Ética y Espiritualidad

En su libro "Cómo pensar con claridad" (Edit. Norma), Ian Mitroff establece la siguiente relación entre ética y espiritualidad:

"La literatura académica y popular sobre administración contiene interminables discusiones e incontables variables que se suponen llevan a una administración eficiente. En su mayor parte esas variables son cognoscitivas, intelectuales o estructurales (por ejemplo, el sistema de remuneraciones de la empresa); pero casi nunca se hace mención a las necesidades estéticas, éticas, existenciales o espirituales como variables importantes, ni mucho menos como problemas significativos de la administración.
Es verdad que se está empezando a discutir la importancia de la espiritualidad en administración. Sin embargo, esto está en su mayor parte fuera de lo corriente. Por eso yo me atrevería a hacer esta audaz afirmación: por cuanto virtualmente ninguna de las teorías administrativas importantes incluye explícitamente las necesidades estéticas, éticas y existenciales ni la espiritualidad entre los intereses del ser humano, no disponemos de teorías comprensivas de administración.
Un reto aún más radical a la administración convencional es el siguiente: la verdad es espiritual en cuanto exige que llevemos a cabo un proceso contínuo de rediseñar nuestra vida a fin de superar los obstáculos que se oponen a la implementación ética de ideas éticas. Hasta donde yo sé, el grado de compromiso ético y espiritual vitalicio que considero necesario para la verdad no está presente en la administración ni en la ciencia de hoy.
A lo largo de este libro me he abstenido deliberadamente de dar una definición precisa de espiritualidad puesto que la definición significa poco fuera de un programa de reconstruir continuamente la vida de un individuo o una organización.
La espiritualidad es parte integrante, sino la esencia misma de la administración. Implica tratar a todos los interesados en el negocio con atención, interés y dignidad. Implica además tres imperativos éticos: 1) los productos y servicios deben ser éticos; 2) los productos y servicios se deben poner a disposición de todos los que tienen una necesidad ética de ellos con un mínimo de utilidades para la organización que los produce; y 3) una organización tiene la responsabilidad de fomentar el desarrollo y recuperación de todos sus interesados, tales como empleados, familias, comunidades circundantes y demás.
Este último imperativo descansa en la idea de que las empresas no pueden ser competitivas, ni aún en el sentido económico tradicional, cuando sus empleados y su alta administración carecen de salud emocional.
Puesto que la gran mayoría de las organizaciones actuales son muy disfuncionales muchas personas muestran conductas parecidas a las que se encuentran en las familias disfuncionales: negación; falsedad; procesos defectuosos de razonamiento; abuso psicológico, físico y sexual; etc. Por esta razón muchas organizaciones, tal vez la mayoría, no pueden cambiar sólo con programas racionales o cognoscitivos. Necesitan programas de honda recuperación. Dicho brevemente, un postulado fundamental de la administración espiritual es que las organizaciones, como los individuos, necesitan estar en programas contínuos y permanentes de tratamiento y recuperación. Los intereses existenciales, la espiritualidad y la recuperación son centrales para una organización, no marginales ni secundarios."

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