domingo, 20 de abril de 2008

Cómo Formar Equipos

Es indudable que el trabajo en equipo es un tema de importancia central en las organizaciones que desean mantener, en crecimiento constante, su nivel de competitividad. Sin embargo, muchas organizaciones deciden impulsar la formación de equipos de trabajo sin tener en cuenta ciertos requerimientos que son críticos para el éxito de los mismos. Pasemos rápida revista a esos aspectos:
- Formular la Misión grupal: el equipo debe establecer con absoluta claridad quiénes son, qué hacen, por qué lo hacen y para quién lo hacen. Esta Misión proporciona al equipo un propósito común y una identidad grupal.
- Desarrollar una Visión grupal que permita establecer hacia dónde está orientado el equipo, cuál será su futuro en los próximos años, cuál será su contexto, cuál la visión de éxito de cada integrante.
- Desarrollar las Normas que guiarán el accionar del equipo.
- Definir las Metas y Objetivos: es vital definir, con absoluta claridad, las metas y los objetivos que se desean alcanzar, así como los procesos para realizarlos y los indicadores de progreso que se utilizarán. Del mismo modo, deberá clarificarse el sistema que se empleará para retribuir y recompensar a cada miembro del equipo en función de los resultados alcanzados por el mismo.
- Definir los Roles que cada integrante del equipo representa en él. Esto permite definir la responsabilidad para acciones y tareas concretas y definir, además, los comportamientos y las acciones relacionadas con posiciones delegadas en el equipo.
- Desarrollar procesos de comunicación que faciliten el compartir información, tanto la relacionada con aspectos técnicos como con aspectos personales que ayuden al equipo y que ayuden a construir su cohesión.
- Desarrollar procesos para reuniones que permitan alcanzar con ellas resultados altamente efectivos.
- Desarrollar procesos de trabajo que faciliten técnicamente la ejecución de las tareas, su análisis y la introducción de mejoras.

Conflictos Interpersonales

Los conflictos en las relaciones interpersonales son, frecuentemente, el resultado de erróneas interpretaciones de los hechos. Aprender a analizar nuestros pensamientos y a desechar aquellos que son ilógicos o contraproducentes es un buen camino para mejorar nuestra competencia en el terreno de las relaciones. Veamos algunos errores que debemos evitar al encarar alguna situación:

- Automatismo: olvidar que nuestro estado emocional depende de nosotros mismos y no de los demás. Aunque el mundo exterior parezca atacarnos siempre podemos decidir como reaccionar, sin hacerlo de forma impulsiva o automática .

- Negativismo: elegir un detalle negativo de la situación, concentrarnos en él y llegar a la conclusión de que toda la situación es negativa. Miramos el mundo a través de lentes que sólo filtran lo negativo.

- Adivinación: hacer inferencias atribuyendo a los demás pensamientos que no hemos comprobado.

- Rotulación: aplicar rótulos, a nosotros mismos o a los demás, a partir de una sola acción equivocada.

- Obligación: pensar que todo son obligaciones en lugar de pensar en términos de posibilidades.

- Generalización: concluir en que lo malo que ha pasado una vez pasará siempre, en vez de pensar que lo ocurrido puede deberse a una causa circunstancial que no tiene porqué repetirse.

- Descalificación: descalificar lo positivo de una situación transformándolo en negativo. Incapacidad para reconocer las cosas buenas que nos suceden y aceptarlas.

- Razonamiento emocional: confundir nuestros sentimientos con lo que ocurre realmente y tomar esas emociones como evidencia sobre las opiniones de los demás.

- Extremismo: evaluar las cosas como "todo o nada", sin grises intermedios, olvidando que la realidad tiene, sin embargo, una amplia gama de matices.

- Dramatismo: magnificar lo malo de una situación e, inclusive, imaginar resultados posteriores negativos.