Las personas tomamos a lo largo del día gran cantidad de decisiones. Algunas son trascendentes y tienen un fuerte impacto en nuestras vidas, otras en cambio, por ser rutinarias e insignificantes, no son debidamente consideradas. Sin embargo, todas hacen al resultado final de nuestras acciones, y por lo tanto deben ser encaradas con un criterio lógico. La siguiente, es una secuencia de análisis que aumentará la probabilidad de alcanzar un resultado exitoso con nuestras decisiones:
- Establecer con precisión el propósito u objetivo final que se desea alcanzar. Elaborar una clara imagen mental del lugar dónde estaremos cuando la decisión haya sido llevada a cabo.
- Identificar cuáles son los resultados que esperamos obtener, así cómo los recursos de los que disponemos. Establecer cuáles de ellos deben ser obligatoriamente satisfechos.
- Analizar una amplia cantidad de alternativas para la decisión y abrir el proceso a la participación de todos aquellos que luego se verán afectados por sus resultados. No conformarnos con aquella solución que más nos gusta personalmente o con la primera que se nos aparece.
- Analizar los riesgos inherentes a cada alternativa de solución posible. Es verdad que no todo puede ser previsto, pero, si a poco de ser implantada la decisión fracasa por algo que sí se podría haber evitado las excusas estarán absolutamente de más.
- En todo momento basarse en información objetiva, revisar paradigmas para identificar aquellos que ya resultan obsoletos y, como ha dicho Edward De Bono, "escuchar al corazón", pues en una intuición puede, en ocasiones, ocultarse la mejor solución a un problema.
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