Todos sabemos que tomar decisiones sin pensar en sus consecuencias adversas es , desde un punto de vista lógico, algo descabellado: actuar de esa manera nos acercaría peligrosamente al fracaso. Sin embargo, proceder como quien camina por la cuerda floja es más común de lo que puede suponerse, tanto en el ámbito personal, como en el empresarial o político. Así, todos los días nos sorprenden noticias que nos enfrentan a accidentes, catástrofes naturales, problemas comerciales o financieros, enfermedades, etc., que no hemos sabido prever. ¿Por qué siempre nos enteramos "el día después"? ¿Por qué no hemos sido capaces de evitarlo?
Las personas hemos desarrollado una gran habilidad para explicar brillantemente las causas de los problemas luego que estos han acontecido, pero somos generalmente ineficientes a la hora de predecirlos. ¿La razón?, tal vez se deba a que estamos tan ocupados en corregir los efectos de esos problemas que no nos queda tiempo para pensar en cómo evitarlos, o porque nos desagrada pensar que una decisión que ha llevado mucho tiempo tomar puede fracasar, o quizás porque estamos tan habituados a convivir con ciertas situaciones que perdemos capacidad para advertir los riesgos que encierran.
¿Qué se puede hacer para no seguir esperando, con resignación, las noticias del "día después"?, en primer lugar aceptar, nos guste o no, que todas las decisiones conllevan algún riesgo, en especial aquellas que parecen no tenerlo; en segundo lugar identificar y neutralizar los factores que puedan bloquear nuestra capacidad para identificar y enfrentar riesgos al tomar decisiones; y finalmente analizar nuestros planes de manera lógica y sistemática, a fin de poder protegerlos de manera efectiva.
Cómo proteger nuestros planes de acción
La probabilidad de alcanzar con efectividad los objetivos de nuestros planes de acción se verá notoriamente incrementada si somos capaces de responder estas dos preguntas:
- ¿Qué podría salir mal en este plan?
-¿ Qué podríamos hacer para mantenerlo bajo control?
El proceso de análisis que podemos seguir para asegurarnos que las cosas salgan tal como las hemos planificado es el siguiente:
El proceso de análisis que podemos seguir para asegurarnos que las cosas salgan tal como las hemos planificado es el siguiente:
1) Establecer, de manera clara y precisa, el objetivo que se desea alcanzar como resultado del plan de acción.
2) Establecer, en forma cronológica, la secuencia de actividades que lo integran, identificando aquellas que resultan críticas por su contribución para el logro del objetivo, especificando los subresultados que deberían alcanzarse al término de cada una de ellas.
3) Identificar los riesgos que podrían afectar a cada actividad crítica evaluando su grado de amenaza: probabilidad de ocurrencia de cada riesgo e impacto de sus efectos en el objetivo del plan.
4) Identificar las posibles causas que podrían provocar los riesgos de mayor grado de amenaza.
5) Diseñar e implementar acciones de tipo preventivo para evitar la materialización de las causas de los riesgos, y contingentes para minimizar sus efectos si, a pesar de nuestro esfuerzos, llegasen a producirse.
2) Establecer, en forma cronológica, la secuencia de actividades que lo integran, identificando aquellas que resultan críticas por su contribución para el logro del objetivo, especificando los subresultados que deberían alcanzarse al término de cada una de ellas.
3) Identificar los riesgos que podrían afectar a cada actividad crítica evaluando su grado de amenaza: probabilidad de ocurrencia de cada riesgo e impacto de sus efectos en el objetivo del plan.
4) Identificar las posibles causas que podrían provocar los riesgos de mayor grado de amenaza.
5) Diseñar e implementar acciones de tipo preventivo para evitar la materialización de las causas de los riesgos, y contingentes para minimizar sus efectos si, a pesar de nuestro esfuerzos, llegasen a producirse.
6) Establecer mecanismos de monitoreo que nos permitan controlar el avance del plan, el logro de los subresultados de cada etapa, la eficacia de las acciones preventivas y, eventualmente, la puesta en marcha en tiempo y forma de las acciones contingentes.
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