En ocasiones, problemas que parecían definitivamente solucionados, reaparecen enloqueciéndonos con sus efectos indeseados. ¿Por qué sucede esto? Pues, porque la mayoría de los problemas siguen la "regla del Iceberg": no importa que tan grande, atemorizante y dañina sea su punta visible (el Efecto "E" del problem
a), el 80% del iceberg (sus Causas "C") está oculto bajo el agua, fuera de nuestra vista. Y esa parte oculta es el verdadero problema. Por lo tanto, si al enfrentar un problema nos limitamos a atacar sólo el extremo visible del iceberg, dejando de lado el resto, no nos extrañemos si luego de reacomodarse (es una ley física inapelable), y en el momento menos esperado, sus efectos vuelven a manifestarse.

¿Cómo se puede evitar esta trampa helada?, siguiendo estas cuatro simples indicaciones:
1) No se confíe ni se ilusione. Si usted ha analizado un problema y ha llegado a su causa más probable ¡no se detenga!, tal vez sólo ha logrado atacar la punta visible del iceberg pero el problema real sigue acechando en las profundidades. De todas maneras ¡no está mal!, ha logrado tranquilizar las cosas y ahora puede encarar acciones más profundas las que, obviamente, requieren de más tiempo y de una actitud más calma.
2) Tenga paciencia. Vistase con el traje de buzo y asegúrese de llegar con su análisis al fondo del problema. A medida que desciende hacia las profundidades verá que la luz irá disminuyendo, cuanto más profundo se encuentre más oscuro estará, por lo tanto asegúrese de contar con buena información. Analice, investigue, examine, evalúe de manera objetiva. Escuche con cuidado y esté abierto a recibir diferentes puntos de vista. Asegúrese de manejar datos concretos despojados de suposiciones, emociones, prejuicios, rumores, inferencias, etc. Cuestione preconceptos y "vacas sagradas". Tal vez, para ayudarse en el descenso, deba efectuar un "escalonamiento" de causas a fin de llegar a la Causa Original del problema. Para efectuar este escalonamiento utilice la pregunta mágica, la pregunta que de niños guió nuestro primer e intuitivo proceso de aprendizaje: ¿por qué?. Pregúntese ¿por qué sucede? tantas veces como sea necesario, estableciendo una cuidadosa secuencia de causas y efectos que le permitan llegar hasta el fondo marino, hasta el punto en el que no encuentre una explicación plausible para el problema que desea solucionar. Allí está lo que busca.
3) Utilice un criterio sistémico. Dicho de otra manera, no analice el problema desde su único punto de vista. Un problema de este tipo no afecta a una sola persona, o a un sólo sector o área de la empresa. En general sus efectos se ramifican por toda la organización y se hacen sentir, de diversas maneras, en otros lugares hacia adentro y hacia afuera del sistema. Piense que un iceberg se ve distinto si lo miramos desde distintos ángulos, por lo tanto no trabaje solo, trabaje en equipo incorporando al análisis del problema los puntos de vista de todos aquellos que se vean afectados por él. Trate de elaborar una Formulación y una Descripción del problema con las que esas personas estén de acuerdo y esfuércese por arribar a decisiones por consenso. Esta es la única forma de llegar, luego, a soluciones que todos estén dispuestos a aceptar y que, por lo tanto, puedan implementarse exitósamente.
4) Nuevamente ¡no se confíe!, piense en los problemas potenciales. Recuerde que la causa de todo problema se origina en, al menos, un cambio, y que las acciones que usted está ahora por poner en marcha representan cambios muy significativos. Es por lo tanto esperable que estas acciones, si no actúa en forma proactiva, generen nuevos problemas los que, al igual que el problema que desea solucionar, pueden diseminar sus efectos por todo el sistema. Piénselo de esta forma, ¡tal vez esté lanzando al mar nuevos icebergs!. Luego, y antes que la navegación se le haga imposible rodeado por tanto hielo (recuerde al "Titanic") prepárese anticipándolos, trabaje en equipo, analice al sistema cuidadosamente y diseñe los planes preventivos y protectivos que le permitan, finalmente, disfrutar de un viaje apacible.